lunes, 3 de octubre de 2016

Viajando

Al menos cojo unos cuatro trenes al año, siempre con el mismo destino, no es que sean muchos, pero supongo que hay muchas personas que no cogen ninguno, quizá prefieren el coche, pero si van en otros medios de transporte como el autobús o el avión, algunos tendrán seguramente una opinión parecida a la mía.

Mi viaje en de casi seis horas, a las que sumamos el tiempo de ir de casa a la estación, de la otra estación a la otra casa y lo que se echa desde que una se levanta y se prepara, acabamos echando un buen rato, la verdad.

Así que, sinceramente lo que suelo esperar al sentarme en mi asiento después de colocar las maletas y de que repartan los cascos, es dormir.
Si, así de sencillo, echar una buena cabezada antes de comerme algo para desayunar y después volverme a dormir otra vez y cuando queden un par de horas y esté más despierta lo suyo es que te pongan una peli para que se pase más pronto el ratillo que queda.

Pero no, los viajes en tren nunca acaban siendo así, para empezar porque la jodía película siempre te la ponen nada más entrar y yo personalmente con el sueño que llevo, rara vez aguanto verla, eso sin contar que muchas veces te ponen cada castaña, que me gustaría saber quien las elige, vaya.

Por otro lado entiendo que te despierte la azafata por el servicio de bar móvil y con el anuncio de las paradas correspondientes, eso es normal y no me quejo.

Ahora, lo que no aguanto es que habiendo previamente avisado por megáfono de que los móviles deben estar sin volumen y que hay que usar las plataformas para hablar y no charlar en los vagones, la gente se lo pase por ahí mismo, que ya todos somos mayorcitos y sabemos donde es.

No hay una vez que no viaje gente a quien no para de sonarle el móvil, que hable tan pancha en el vagón, que charla con el de al lado, que pone la música a todo volumen y cosas de ese tipo, como si viajaran solos.

En serio, ¿nadie tiene respeto ya por los demás? Es un rollo que viajen niños ruidosos y llorones y refunfuño cuando es así, pero al menos entiendo que son niños, que se cansan, se aburren, el viaje es largo y pesado y algunos solo quieren jugar, pero lo de los adultos no tiene disculpa, todos sabemos comportarnos, por eso me molesta tanto que la gente no lo haga.

En fin, que solo eso, lo único que pido es que las personas tengan un poco de civismo con los demás, en la calle, en un super, en un medio de locomoción y donde sea y así no tendré yo que refunfuñar la próxima vez.

4 comentarios:

  1. Antes me gustaba mucho ir en tren: el silencio en los vagones, el sonido de los raíles, mirar por la ventana... pero muyer cuando suben unos guajes y ponen el móvil su música a toda castaña y luego los ancianos -y no tanto- empiezan a sacar su móviles para hablar y decir "sí, estamos en camino" durante todo el trayecto dan ganas de saltar por esas ventanas.

    No, la gente ya no tiene respeto. Y menos en las consultas médicas. Es bochornoso ver como el 90% de la gente no para el móvil sino que se pone a jugar con el volumen alto, a chatear e incluso a llamar.

    Maldita teconlogía :(

    Saludos y besos

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    1. Ay mi querido cojín ¿dónde iremos a parar? las tecnologías son un adelanto estupendo si las sabemos usar, pero está claro que no y cada vez somo menos cívicos y menos humanos, en fin, suerte tienes de ser cojín :)

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  2. Jajajaja me a gustado mucho tu post,tienes mucha razón :) Los niños son niños pero algunos adultos madre mía ...

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    1. Sí jeje hay de todo, ya sabes. Aún así vale la pena viajar :) un saludo

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